Vaciarse para volverse a llenar… esta frase ha sido mi constante desde que entendí que todo en nuestra vida tiene un límite y que sobre pasarlo, sea cual sea la situación, nos terminará desbordando y generalmente bajo estas condiciones no accionamos de la mejor manera. El tiempo en que nos lleve tanto llenar el vaso, como vaciarlo, ese es específico para cada persona, y por ello es un error apresurar o querer aplicar la misma medida tanto de tiempo como de espacio para todos. Entender la diversidad hasta en ese punto, si bien al inicio me pareció frustrante, a estas alturas agradezco saberlo. Conocer los propios límites y respetar los de los demás, no es fácil, sin embargo, hacerse consciente de ello permite iniciar un trabajo que considero es a diario.
Hoy me desperté con profundo agradecimiento, en primera, porque a pesar de los últimos dos años que hemos pasado todos, sigo aquí y ustedes también si están leyendo esto. Porque aunque justo recién me enfermé de COVID-19, no sentí tanto temor como lo tuve al inicio de la pandemia. Porque mi familia se encuentra bien, y creciendo. Porque me pude dar el lujo de cuidarme al sentirme enferma, de tomarme una semana del trabajo, de retomarlo desde la comodidad de mi cama mientras me terminaba de recuperar y en un lugar que siento mío, cómodo y en paz. Por poder expresarme sin miedos. Por errar, por aceptar los errores de los demás, por aprender, por saber pedir disculpas, por saber aceptarlas y por reconocer cuándo sí, cuándo no y mi valor real en todo este proceso que es el vivir.
Hay situaciones que se deben vivir para aprender de ellas, en las que me parece que, en el caso de depender de decisiones humanas, debemos aprender a evitarlas o a vivirlas nuevamente, cual sea el caso. Y en las que no tenemos ningún “poder” directo, aprender a responder mejor para la próxima vez que nos enfrentemos a ellas.
Y bueno, después de varios pensamientos aleatorios, por último quiero compartirles brevemente que logré terminar casi a inicios de año Anna Karenina 😆, fue todo un reto para mí. Así como también salí de mi zona común con El negociador, el cual resulto una grata sorpresa, honestamente no esperaba que fuese a engancharme y terminé con varios apuntes de él. Por otro lado le di la oportunidad también a Días sin ti , a Que las matemáticas te acompañen que hace un tiempo vi en el blog de Bela Darcy, Sálvate, la vida te espera, La verdad de la pandemia que también hace un tiempo vi en el blog de MJ RU1Z e Indomable, el cual tiene muy buenas aportaciones a mi parecer. En especial me gustaría expresar que el mejor libro que he leído este año hasta ahora ha sido El cielo de los leones de Ángeles Mastretta… fue un verdadero deleite encontrar en él charlas tan íntimas, sencillas y llenas de experiencia, de esa que sólo los años y una buena pluma alcanzan a embelesar. Seguiré diciendo que leerlo se sintió como tomar café con una amiga cercana, me recordó lo bien que se siente estar realmente acompañada de alguien a quien comprendes y te comprende. Cabe mencionar que lo compré como segunda opción al no encontrar El segundo sexo, (más tarde lo encontré y lo estoy leyendo actualmente). Iba buscando a Simone para conocerla y terminé ratificando a Mastretta… al final me llevó a lo mismo: me encontré con el cálido cobijo de grandes mujeres.
Espero sacarle mayor provecho a esta versión renovada y migrada de mi blog, y seguir leyéndoles por aquí :).
8 respuestas a “Reinicio”
Feliz de tenerte de vuelta. Un fuerte abrazo.
¡Abrazo de vuelta, Rocío!
hola
la verdad es que el Covid nos ha afectado a todos, sobre todo al principio.
Anna Karenina no he llegado a leerlo, y es un clásico que siempre me ha llamado la atención. Los demás libros no los he leído.
Besotesssssssssssssssssss
¡Qué gusto tenerte por aquí, Serena!, saludoos.
¡Hola! Que bonito leerte por acá de nuevo. Me encantaron tus palabras del inicio. Siempre hay que ser agradecido. ♥︎
Nos seguimos leyendo, guapa.
¡Un saludo grande!
¡Qué bonito leerte también por aquí, Carla! un abrazoo.
Aprendemos de cada situación 🙂
Así es, Kinga :), un gusto leerte por aquí, ¡saludos!