Vacío


He descubierto que ser analítica, en un mundo incongruente, es un verdadero pesar. No comprendes y no te saben tampoco comprender. Hace años, casi en mi adolescencia, había sentido este sentimiento de pesadumbre, pensando que sería complicado relacionarme con las personas. La persistencia de mis verdaderas amigas me hizo confiar en que valdría la pena esperar, si esos seres tan divinos me comprendían, ¿no podría haber por ahí alguien más con quien pudiera entenderme?. Le encontré una vez. Y aunque dicen nadie se va de la tierra antes de tiempo, yo creo que él sí. Años después, me entregué al vacío, confié ciegamente en una nueva oportunidad, y es la que ahora me tiene reflexionando nuevamente en que no sucederá. Dar todo, hasta este punto de mi vida, me ha ido vaciando. Y creí que había encontrado una receta, la cual dictaba que para volver a llenarse primero se debía uno vaciar. Hoy no sé siquiera si quiero volverlo a intentar. Hoy todas las palabras lógicas de los altibajos de la vida, no tienen ningún sentido. Hoy se siente como si fuera un pecado razonar, buscar, investigar, conectar cosas, examinar, observar, sacar hipótesis e incluso enfrentar y hablar. Hoy me parece que la vida está dominada por la incongruencia y que perseguir la claridad es una tontería a la que no hay que aspirar. 


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