¿Qué es un amigo?… Recuerdo a mi primer amigo en la vida. Bueno, en realidad mis primeros dos amigos fueron mis dos hermanos. Por cercanía, obviamente. Y bueno, por amor también. Pero en la primera línea de esta entrada  me refería a mi amigo Paul. Un niño que conocí en el kinder y que, según mi familia, me gustaba. Yo honestamente no tengo recuerdo alguno de eso. Sólo recuerdo que era el único con quien me sentía a gusto riendo y jugando. Cuando ingresamos a la primaria, nos olvidamos uno del otro. Y hasta la fecha no sé de él. Pero sí sé que él fue mi primer amigo y que nos elegimos en cada recreo y a cada salida. 

En la primaria tuve más amigas, variables. Al final de los 6 años en ese periodo escolar, me di cuenta siempre hubo una constante: Laura T. Puedo decir que ella me mostró una definición de amistad muy curiosa para mí y de no haber sido por su influencia, no hubiera disfrutado tanto esos años de despreocupaciones que uno tanto echa de menos a los 30+. ¿Por qué digo esto?, yo pensaba que la amistad sólo duraba lo que el contexto escolar. Al llegar la graduación, terminaba la amistad. Yo no sabía que podía buscar a mis amigos aunque ya no coincidiéramos en la escuela. En parte creo fue así porque mi familia no me lo fomentaba. Y bueno, Laura T. me buscó aún cuando nuestras secundarias eran distintas. Y entonces me di cuenta que la amistad podía trascender la escuela. Y ni qué decir en los siguientes años… trascendió todo. 

Mi paso por la secundaria lo disfruté muchísimo. Tuve muchos amigos ahí y con un par mantengo hasta la fecha relación cercana. Luego en la preparatoria no me sentí del todo bien. Empezaba mi incomodidad en varios aspectos. Y pues bueno, es difícil hacer tantos amigos si no te sientes bien, ¿cierto?. Aún así otro par de amigas me eligieron, nos elegimos por fortuna. Después de la preparatoria salté a la universidad. Y ahí coincidí nuevamente con Laura T. Créanme que sí fue coincidencia, porque nunca quisimos estudiar lo mismo jaja; al final terminamos estudiando ingeniería por azares del destino. Supongo que después de la universidad no he sentido lazos de amistad tan fuertes. De hecho algunos lazos que sentía sólidos, se debilitaron. Y aquí entra en escena algo que me avergonzaba un poco admitir hasta hace poco: yo alardeaba que siempre seríamos diez los amigos con los que había contado por tantos años. Creo que para aceptar cualquier cambio, hay que empezar por aceptar que uno mismo ha cambiado.

Al día de hoy, ya no cuento a mis amigos con los dedos de mis manos. No llevo registro de visitas, ni bitácora de encuentros. El que se haya enfriado la relación con algunos, ha provocado afiance más con los que se mantiene la llama. Y esto no quita el hecho de que adoro a todos. Nunca olvidaré ese Abril del 2014 en donde no sólo intentaron sostenerme, se acostaron a mi lado y me ayudaron a levantarme cuando más lo necesité. Soy de la idea que el amor que das, siempre queda ahí, en esa parte de nuestras historias. Y así también creo sucede con nuestros amigos. Por eso sé que siempre los he de adorar. Sólo que cuando algo cambia, no podemos hacer como que nada pasa. Es una relación también, como cualquier otra. Y hay que aceptar cuando ya no es lo mismo para ambas partes. 

Me llevó algo de tiempo aceptar este hecho. Incluso hasta ahora que lo escribo me doy cuenta que resulta liberador expresarlo en letras. Valoro mucho la coincidencia, con los que todavía la relación es fuerte. Y mantengo en mi corazón con los que se ha debilitado. Así como Laura T. me enseñó lo que es cuidar y procurar a un amigo, también es una de las personas que mejor me ha enseñado a entender que los cambios no forzosamente son malos. Que muchas veces ayudan a crecer y a madurar. 

En estas instancias, considero no importa cuánto haya durado una amistad de antes, ni cuánto nos duren las presentes. Creo al final lo que importa es que sea real y un verdadero apoyo mutuo mientras dure. Para ustedes, ¿qué es un amigo? 😊.