Resiliencia


“Yo no sé qué haría si me pasara lo que a ti” fue un comentario en común que recibimos, y por distintos motivos, una de mis primas y yo. Motivos que nos quitaron un poco de vida a cada una en distintos tiempos, motivos que logramos ahora comentar y compartir. Ambas encontramos una en la otra el nivel de empatía que necesitábamos, aunque sea años después. Concluimos que probablemente nadie pasa la vida preparándose para los peores escenarios; probablemente nadie sepa qué hacer al estar frente a ello, ni sabe cómo salir, ni qué hacer, ni qué no hacer… sólo sabemos que escuchar una frase así nos causó querer alejarnos de las personas y no querer escucharlas.

Luego, llegamos a toparnos con otra suposición en común: pensar que como se “salió ” de una fatídica experiencia, se es totalmente fuerte, valiente, estoica, etcétera… y no hay nada más alejado de la realidad que eso. Al final, son comentarios que te hacen sentir tan ajena a esas personas y a la vez pueden colocar un peso extra de responsabilidad semejante a un meta humano, de saber que si hay otra situación parecida o peor, todos dirán que uno es fuerte , “lo va a superar ” o que “ya sabe cómo salir de eso”.

Con el paso del tiempo he encontrado distintos conceptos que, hace tiempo, desconocía. Uno de ellos es la definición de resiliencia, que es la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. Recuerdo que la primera persona que me habló de ella fue una de mis mejores amigas, y lo hizo con mucho tacto y con mucho cuidado. Y agradecí su trato. Y encontré en ese concepto algo más ad hoc a lo que sentía, y al día de hoy, a lo que siento. Ya que sobreponerse no significa que no estuve tumbada en algún punto por la adversidad. No significa no caer una vez más. No significa que llevo un caparazón infalible ante los embates de la vida. Resiliencia no significa que algo en un futuro me dolerá menos que en el pasado. Ni que se sepa cómo actuar cuando algo vuelva a doler. Significa que en el pasado se lloró, se sufrió, se sintió que no volvería el sol, y que de algún modo, se siguió adelante con ese dolor.

Comparto esto con la finalidad de que repensemos un poco más al dar palabras de aliento. Conforme pasa la vida, más nos enfrentamos a experiencias así, ya sea como espectadores o como protagonistas. Yo también he dicho cosas que tienen un efecto contrario al deseado, sin embargo, considero que al darme cuenta intento mejorar mi palabra y discurso, preparándome un poquito mejor y más consciente. Por último, también quiero compartir que cuando de plano no sé qué decir, siempre me queda el silencio y la presencia pura, que ha sido otra forma de acompañamiento que aprendí a dar y, por supuesto, a recibir de los demás.

Gracias por leerme si llegaste por aquí, me encantaría leer ahora tus comentarios o perspectiva relacionado a esta entrada. O de cualquier otro tema XD, yo encantada de leer lo que tengas que decir :).


4 respuestas a “Resiliencia”

  1. ¡Hola! Yo nunca me consideré buena con las palabras, por eso siempre me queda como dices, la opción del silencio. De acompañar solo con la presencia. Creo que muchas veces las palabras sobran, por eso prefiero no decir nada antes que meter la pata y decir algo que no debo, o alguna frase armada que no significa nada…
    Te mando un abrazo muy grande, nos seguimos leyendo 🙂

    • ¡Hola, Carla!, qué grato leerte por aquí. Muchas gracias por compartir tu experiencia y perspectiva, me parece muy bonita la forma en que acompañas cuando, como dices, prefieres estar ahí más que decir alguna palabra. Te mando un abrazo fuerte de regreso, ya quiero ponerme al día en tu blog con tus increíbles reseñas :D.

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